Datos personales

Mi foto
Buenos Aires, Argentina
Soy gente común; nada me ha "recortado excesivamente" del contexto en el que habito... Gente del montón que, a esta altura de la vida, intenta elegir sabiamente... en qué montón amontonarse.

Seguidores

miércoles, 19 de mayo de 2010

El Día menos Pensado

El pequeño rey
se sentía a salvo
en su torre de piedra y sal.
Rugosa,
blanca
y
opaca
como la piel de una hechicera;
Aséptica
y
predecible como un día más,
como un día gris.
A
imágen
y
semejanza
de su propia
imágen
y
semejanza.
Tal como la soñó
el día que decidió soñarla
tal cual la había soñado.
Día a día,
día tras día,
la torre opaca de piedra y sal
envolvía
al
rey
como hiedra de barro,
apenas despertaba.
Deseó sin deseo el rey:
-Sin ventanas. Y no tenía ventanas.
-Y sin soles.Tuvo solo noches.
-Sólo muros. Y era amurallada.
-Silenciosa. Silencio absoluto.
-Sin aromas. Y olía a nada.
Aún
las palabras
que
el pequeño rey
elegía
no
pronunciar
estaban predeciblemente diseñadas;
prolijas y apropiadas;
inconfundible trazo de
las palabras perfectas
a fuerza de ser silenciadas;
pendiendo como huérfanos
de los circulares y rugosos muros
donde
día a día,
día tras día
despertaba el rey.
De tanto en tanto,
el día justo,
un
auténtico
artesano
de
torres
llegaba
a
la
hora
señalada.
Con la eficacia propia
de los
auténticos
artesanos
de
torres,
sistemática
y
maquinalmente,
eliminaba,
uno a uno
los brotes que asomaban
con la prepotente vulgaridad de la vida,
entre los cimientos de la torre de marfil.
Siempre
pero siempre,
siempre
miraba el rey
hacia otro lado
cuando los dedos del artesano
anulaban con impávido hastío
los osados y brillantes brotes verdes.
Día a día,
día tras día,
transcurrian los días.
Y reinaba el pequeño rey su pequeño reino
sin saber que era pequeño;
escondido, a resguardo, anquilosado y quieto
en su torre circular como un cono de madera.
Solo que un día,
Un Día
de los tantos días
que pasaban día a día,
decidió
no ser un día más:
decidió no ser
un día cualquiera…
Y haciendo oidos sordos al vocerío quejumbroso
de los días
(que apenas aspiraban a ser “un día cualquiera”)...
en un soberbio, histórico e inolvidable gesto de pasión y osadía...
amaneció
como
El Día Aquel.
Y
ya
se
sabe;
El Día Aquel
es
El Día Menos Pensado.
Aquel día,
El Día Aquel,
El Día Menos Pensado,
despertó el rey
casi sin pensarlo;
como todo el mundo despierta
El Día Menos Pensado.
Durante
todo
El Día Aquel
vivió el rey
El Día Menos Pensado,
al aire libre, a la intemperie, a pura piel.
El
Día
Menos
Pensado
olía a pan horneado con urgencia y con trocitos de manzanas.
Escandalosos y exagerados
los soles se amontonaban para brillar,
a cual más desprejuiciado y soez,
El Día Aquel;
El Día Menos Pensado.
Los brotes verdes y brillantes;
caprichosos, dignos, urgentes y solemnes como cantos gregorianos,
crecieron hasta alcanzar alturas impensadas,
El Día Menos Pensado.
Tal albarabía musical
invadío el silencio absoluto
profanando los arcanos y las tumbas;
y
el
rey
no tuvo más remedio,
se vió obligado
por real educación
o
cortesía...
a cantar,
acon toda el alma,
a voz en cuello,
con las mejillas
entusiasmadas
y
la alegría
desacostumbrada...
sus canciones preferidas y olvidadas,
El Día Menos Pensado.
Ningún
súbdito
osó
comentar los sucesos misteriosos
...en voz alta!
Cuchicheos
susurrados
iban y venían
como ratones famélicos
de plebeyas bocas
hacia nobles orejas…
La historia
jamás volvió
a
ser
la misma;
justo esa historia,
la misma historia de siempre.
Se supo,
finalmente aquel día...
que El Día Aquel puede llegar
El Día Menos Pensado.
Socorro! De puro guapa armé un espacio para escribir lo que se me viniera en gana; a la hora menos indicada, el día menos esperado...
Y heme aquí...hurgando en mi cerebro desprevenido y confuso, apresurada y torpemente... con qué llenar esta entrada blanca y vacía; que parece un alarido demandante...